Todos coincidimos en que el agua es imprescindible para la vida. Sin ella no se podrían llevar a cabo los procesos bioquímicos que nos mantienen vivos. No obstante, los usos del agua van más allá, ya que es uno de los recursos naturales más utilizados, si no el que más, en un gran número de sectores industriales y aplicaciones. Además, frecuentemente necesitamos obtener agua de gran calidad, por lo cual requerimos procesos que nos permitan purificar el agua de forma eficiente y segura. Uno de los más extendidos es la ósmosis inversa.
Este sistema ha ido ganando importancia durante los últimos años, influenciado en parte por la generalización de los filtros de ósmosis inversa domésticos que democratizaron su uso. Fuera del hogar, este proceso para el tratamiento de agua también se ha ido extendiendo, especialmente en el sector industrial y agrícola.
Como te explicaremos a lo largo del artículo, el proceso de ósmosis inversa permite obtener agua de gran calidad y tiene muchas ventajas. Lo más destacado es que es totalmente respetuoso con el medio ambiente y beneficioso para la salud.
ÓSMOSIS INVERSA: DEFINICIÓN
Si quieres entender bien la definición de ósmosis inversa, antes necesitas saber qué es la ósmosis. Se trata de un proceso de difusión en el que dos fluidos con diferentes concentraciones se ponen en contacto a través de una membrana semipermeable. El fluido menos concentrado irá pasando al que tiene una mayor cantidad de sólidos disueltos hasta que se llegue a un equilibrio entre las dos soluciones. A este fenómeno lo conocemos como presión osmótica.
Como indica su nombre, la ósmosis inversa conlleva que invirtamos el proceso de forma artificial. Para ello es necesario aplicar una presión exterior superior a la presión osmótica. De este modo, el agua que tiene mayor cantidad de sólidos disueltos va fluyendo hacia la solución menos concentrada. Como resultado, obtenemos dos fluidos bien diferenciados: uno muy concentrado, en el que se han quedado todos los residuos, y otro de agua desmineralizada.
BENEFICIOS DE LA ÓSMOSIS INVERSA PARA EL TRATAMIENTO DE AGUA
La ósmosis inversa sirve para eliminar del agua las sales, patógenos, compuestos orgánicos sintéticos, pesticidas y la mayoría de sustancias contaminantes.
Como ya te habíamos adelantado, el proceso de ósmosis inversa es uno de los más utilizados, tanto en el ámbito doméstico como industrial. Y es que da como resultado un agua pura, con bajo contenido en sales y sin contaminantes. Para que te hagas una idea de la efectivad de la ósmosis inversa, esta es capaz de filtrar partículas de hasta 0,0001 µm.
Además, los sistemas de ósmosis inversa son muy respetuosos con el medioambiente ya que requieren poca cantidad de energía y no emiten sustancias contaminantes. Por otro lado, permite no solo la desalación y recuperación del agua sino también la revalorización de las sales minerales, posibilitando su reutilización y respetando los planteamientos de la economía circular.
EL PROCESO DE LA ÓSMOSIS INVERSA: PROBLEMAS Y SOLUCIONES
- Captación de agua
El proceso se inicia con la captación del agua bruta. Normalmente se lleva a cabo mediante un sistema de bombeo que impulsa el agua hasta la planta de tratamiento de agua potable. La calidad del agua de entrada, así como los parámetros de operación de la planta y la polarización de la concentración, influirá en los resultados obtenidos,
Estos factores pueden provocar problemas en la membrana de ósmosis, como que se ensucie, se incrusten sales o que llegue incluso a degradarse. Como te explicaremos a continuación, son problemas que se evitan fácilmente con el pretratamiento adecuado.
- Pretratamiento
Además de someterse a diferentes procesos físicos, el agua se prepara con los aditivos químicos necesarios para que tenga las propiedades óptimas. Desde Zschimmer & Schwarz recomendamos el uso de antiincrustantes o reductores, entre los que destacan por su calidad los fosfonatos de la gama CUBLEN. Además, nuestros fosfonatos cuentan con el certificado NSF, necesarios para el agua destinada a consumo humano.
Otros aditivos químicos habituales en el pretratamiento de agua son los coagulantes, que ayudan a eliminar las partículas; y las sustancias desinfectantes, con el objetivo de eliminar la carga biológica.